Por: Máximo Ramírez Samper
“(…) Una computadora conectada a Internet es una posibilidad de hacer llegar un mensaje, un pensamiento, a millones de personas en el mundo”.
Fidel Castro, julio 3 de 1998
La noticia nos llegó el 14 de mayo. El departamento de Estado de EEUU tiene un centro dedicado a coordinar esfuerzos para identificar, exponer y contrarrestar la propaganda y desinformación extranjera que apunte a socavar sus intereses y los de sus aliados y socios.
Lo informaron Michael Kozak, subsecretario de Estado Asistente para Asuntos del Hemisferio Occidental, y la enviada especial y coordinadora del referido centro, Lea Gabrielle, en conferencia de prensa telefónica.
El objetivo: “denunciar la influencia maligna” de las presuntas redes de desinformación que Rusia, Cuba, China y Venezuela, entre otros “actores malignos”, han desarrollado en el hemisferio occidental, para atacar a EEUU y desinformar a los gobiernos de la región. (1)
En la conferencia, ambos disertaron sobre cómo Rusia, China e Irán emplean sus medios de comunicación estatales para atacar a EEUU, confundir a las audiencias objetivo y diseminar información falsa sobre la realidad de la pandemia en el mundo.
Esto es redundante, desde siempre ha sido una línea de ataque a esos países, a la que suman acusaciones de minar la influencia estadounidense en América Latina, su tradicional patio trasero.
Lo más llamativo es que también acusaron a Cuba de capitalizar la pandemia de la COVID 19 para hacer propaganda sobre nuestras misiones médicas en el exterior. Dicen que nuestras campañas en redes sociales tienen ¡“alcance global”! Hablan de docenas de cuentas en la red social Twitter que forman parte de esa red, con ramificaciones en Venezuela, África, Medio Oriente y Asia.
Estas, junto a otras redes regionales en Nicaragua, México, Argentina trabajan juntas “para desinformar” y lo hacen “¡a una velocidad impresionante!”
Lo que no dijeron es que probablemente como resultado de esa actividad de espionaje cibernético que realiza el Centro de Compromiso Global del departamento de Estado, con millones de dólares destinados a esa misión, Twitter ha bloqueado varias cuentas cubanas, bajo el pretexto de no cumplir con las políticas establecidas.
Lo que ocultan es que las cuentas bloqueadas, parcial o totalmente, tienen en común un discurso de izquierda, crítico del imperialismo, defensor de nuestra realidad y de los mejores valores humanos, donde se encuentren. Esa verdad duele, no puede permitirse.
Ocultan, o intentan al menos, oscurecer la verdad de Cuba, que se abre paso en el ciberespacio, a pesar de bloqueos, carencias tecnológicas y presiones a una “¡velocidad impresionante!” y con ¡alcance global!
En sus propias palabras está nuestra victoria: hemos sido capaces de llegar al mundo, de hacer visible el humanismo de nuestros médicos, de “defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio”, como dijo Fidel.
Hemos demostrado, en fin, que con una computadora como arma, podemos llegar a millones de personas en el mundo y dejarles ver que existe una alternativa a la medicina privada, al desamor y al desinterés por el ser humano.
Por eso somos peligrosos, por eso Twitter nos seguirá bloqueando. Libertad de expresión “made in USA”.
REFERENCIAS