José Martí y la defensa de la Patria


Por: Gustavo Robreño Dolz

El 15 de abril de 1895, recién desembarcado en los campos de Cuba libre, el Ejército Libertador, en consejo de jefes presidido por el Generalísimo Máximo Gómez, acordó otorgar el grado militar de Mayor General al Delegado del Partido Revolucionario Cubano, José Martí Pérez.

Inspirador, organizador y guía de aquella “Guerra Necesaria”, Martí fue el autor de la extraordinaria proeza política que permitió reunir en un mismo haz de combate a los veteranos de 68 a los “pinos nuevos” de la generación emergente, superando las discusiones que condujeron al Zanjón y ocasionaron que los libertadores, al decir del propio Apóstol, “dejaran caer la espada”.

Martí, genio de la política y la literatura, tuvo también un acertado y desarrollado enfoque de lo que significaba y entrañaba la defensa de la Patria, posiblemente menos conocido y divulgado, o quizás menos visibilizado por sus enormes contribuciones en otras aristas del conocimiento y la acción.

El enfoque martiano de la defensa de la Patria fue sin embargo amplio, detallado y de largo alcance, llamando la atención por su carácter integral. Su pensamiento militar puede adecuarse, tanto a las luchas anticoloniales por la independencia, al enfrentamiento contra los regímenes opresores y antipopulares o en oposición a la agresión extranjera imperialista contra las naciones soberanas, una vez obtenida su independencia.

El pensamiento militar martiano, a los efectos de estudios y conocimientos más precisos, puede descomponerse en, al menos, cuatro aspectos que una vez examinados en conjunto, muestran su integridad y cohesión conceptual, o sea, que constituyen una obra de análisis riguroso, basado no sólo en los clásicos de la época, sino también en las tradiciones y la historia, que incluyó las gestas  independentistas de América y las hazañas de Bolívar, Sucre y San Martín.

Por otra parte, Martí fue el único prócer americano que abordó ideas concretas referidas a la defensa de la Patria, una vez alcanzada la independencia y constituida la república soberana que, en consecuencia, debía establecerse.

Lo anterior puede resumirse en: la necesidad de la defensa de la Patria, su carácter popular, la preparación militar de la población y la educación patriótica en interés de la defensa.

Estos cuatro preceptos representan y consolidan el pensamiento militar martiano que, según se deduce claramente, tuvo como fuente principal la asimilación de las experiencias y enseñanzas de las anteriores contiendas por la independencia de Cuba, por la independencia de la América hispana, de las Trece Colonias de América del Norte y la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, más el imprescindible contacto directo e intercambios incesantes con veteranos jefes militares cubanos, en especial, el Generalísimo Máximo Gómez.

 En la Cuba neocolonial y mediatizada, anterior al 1º de enero de 1959, el pensamiento militar martiano fue poco estudiado y prácticamente ignorado por las clases dominantes sometidas a los intereses del imperialismo norteamericano, a quienes no convenía la propagación de estas ideas, que podían poner en peligro su dominio y control sobre el país, en particular, sobre sus instituciones armadas.

Martí había llegado a la conclusión de que la guerra era un procedimiento político y no solo una cuestión de hombres y armas. De ahí nace su concepción, inédita hasta entonces en el pensamiento militar universal, de que el vehículo idóneo para organizar l aguerra es un partido político.

La creación del Partido Revolucionario Cubano para preparar y organizar la guerra de 1895, pude considerarse como el principal aporte del Apóstol al pensamiento militar cubano. Es su esencia y columna central, que hoy se prolonga en la doctrina fidelista de la Guerra de Todo el Pueblo, bajo la dirección del Partido Comunista de Cuba.

No puede olvidarse, además, que Martí realizó importantes aportes teóricos al arte militar cubano cuando junto al General en Jefe  Máximo Gómez emitió documentos tales como “Política de Guerra”, donde define la política militar de la revolución, y la trascendental “Circular a los jefes y oficiales del Ejército Libertador”, suscrita pocos días antes de su caída en combate.

El pensamiento militar del Mayor General José Martí Pérez y el del Comandante en Jefe Fidel Castro Rúz se identifican, tanto en la teoría como en la práctica y se entrelazan definitivamente en la autoría intelectual del asalto al cuartel Moncada (1953), en la victoriosa Guerra de Liberación Nacional (1956-1959), en los combates del Playa Girón (1961) y en las Misiones Internacionalistas (1975-1991).

En el histórico Informe Central al primer congreso del PCC, Fidel resume en una frase esa excepcional y extraordinaria comunión de ideas:

“…Quienes olvidan o desconocen la necesidad de la defensa de la Patria, no sobreviven al error…”

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