Por: Luis Beatón
La represión de las fugas de prisioneros y las masacres en América Latina la mayoría de las veces tuvieron un denominador común, Estados Unidos. Pero las acciones de resistencia no solo son putativas de los latinoamericanos, en otros países hay resistencia a la opresión, ocurren fugas y también masacres.
La represión de las fugas de prisioneros y las masacres en América Latina la mayoría de las veces tuvieron un denominador común, Estados Unidos y su siniestra Escuela de las Américas, primero en el Canal de Panamá, y luego en Fort Benning (Georgia), donde fueron entrenados “los monstruos enseñándoles técnicas de exterminio, de tortura y de violaciones, de desaparición de personas, apropiación de niños, de sofocación de economías y las mil formas que tiene el Terrorismo de Estado”.
Pero las acciones de resistencia no solo son putativas de los latinoamericanos, en otros países hay resistencia a la opresión, ocurren fugas y también masacres.
Por estos días se cumple el primer aniversario de la fuga de seis prisioneros palestinos el 6 de septiembre que cavaron un túnel en el campo de prisioneros de Gilboa cerca de la ciudad de Bisan en los territorios palestinos ocupados de 1948. Era una cárcel de alta seguridad.
La fuga a través del túnel representó un duro golpe para las autoridades de ocupación, que lanzaron una frenética y extensa campaña de búsqueda en las inmediaciones de la prisión para capturar a los seis prisioneros.
Además, sus fuerzas se movilizaron y cerraron carreteras e intensificaron sus puestos militares en los territorios palestinos ocupados de 1948 y en Cisjordania, y trasladaron a 400 prisioneros palestinos de la prisión de Gilboa a otros centros de detención por temor a existencia de otros túneles.
Esta es apenas un botón de muestra de la resistencia en el mundo contra políticas dictatoriales, de apartheid como el que practica hoy “Tel Aviv” contra los palestinos con el apoyo de Washington.
Allende los mares, los latinoamericanos arrastran una larga historia de fugas terminadas en masacres y de masacres cometidas por Ejércitos cuyos jefes fueron alumnos de la institución estadounidense, diseñada para masacrar y acallar los deseos de libertad de sus pueblos.
Tanto en el siglo pasado como en el presente se registran hechos donde van de la mano masacres y fugas de prisioneros.
Coincidencia o no, la historia guarda dos sucesos con igual fecha, pero en diferentes años. La masacre de Trelew —o los fusilamientos de Trelew—, en la madrugada del 22 de agosto de 1972 en Trelew, Argentina, donde 16 jóvenes militantes de izquierda presos en el Penal de Rawson, capturados tras un intento de fuga parcialmente exitoso, fueron ametrallados por marinos de la armada golpista argentina.
Un 22 de agosto de 1982, en el cantón Amatitán Abajo, en El Salvador fuerzas militares asesinaron a más de 200 personas entre mujeres, ancianos y niños a quienes acusaban de ser colaboradores de la guerrilla.
El denominado Pulgarcito de las Américas fue pródigo en los años de guerra civil de acciones de exterminio en masa de poblaciones inocentes a mano de un denominado Batallón Atlacatl, uno de los batallones de infantería de reacción inmediata (BIRI) del ejército salvadoreño, creado en 1980 en la Escuela de las Américas del ejército estadounidense, que estaba localizada en Panamá.
La Comisión de la Verdad para El Salvador (UNTC) concluye en su informe que el Batallón fue responsable de la masacre de El Mozote, de El Calabozo, y la ejecución de seis jesuitas y dos empleadas domésticas, entre otros crímenes.
¿Qué fue la Escuela de las Américas y el Plan Cóndor?
La Escuela de las Américas primero en el Canal de Panamá, y luego en Fort Benning (Georgia), entrenó a los monstruos enseñándoles técnicas de exterminio, de tortura y de violaciones, de desaparición de personas, apropiación de niños, de sofocación de economías y las mil formas que tiene el Terrorismo de Estado
¿Qué fue el Plan Cóndor?
Algunos expertos definen el Plan Cóndor como un sistema formal de coordinación represiva entre los países del Cono Sur que funcionó desde mediados de la década del setenta hasta iniciados los años ochenta para perseguir y eliminar a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles.
Así esa macabra iniciativa, organizada y diseñada por la CIA, fue una campaña de represión política y terrorismo de Estado respaldada por Estados Unidos que incluía operaciones de inteligencia y asesinatos de opositores. Fue implementada oficial y formalmente en noviembre en 1975 por las cúpulas de los regímenes dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela.
Por ejemplo, los llamados «Archivos del Terror» hallados en Paraguay en 1992 dan la cifra de 50 mil personas asesinadas, 30 mil desaparecidas y 400 mil encarceladas.
Medios de prensa recuerdan que Washington proporcionó planificación, coordinación, formación sobre la tortura, apoyo técnico y suministró ayuda militar a las juntas durante las administraciones de Johnson, Nixon, Ford, Carter y Reagan.
En el presente las masacres de pobladores y líderes sociales en Colombia emulan a las ocurridas en el pasado siglo.
Asimismo, la ocurrida en Ayotzinapa, México, donde aparece la mano de “Israel” al proteger otro presunto culpable, Tomás Zerón de Lucio, quien en 2014 era director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y desde esa posición falsificó pruebas y coordinó el apremio físico contra algunos detenidos, es una prueba más de la crueldad.
Zerón fue solicitado en extradición a “Israel” desde hace dos años, sin que el régimen de “Tel Aviv” haya accedido a las reiteradas peticiones de México, según denunció el diario La Jornada.
Son tantos los ejemplos de fugas, y sobre todo masacres, que la desarrollada por los presos palestinos de la cárcel de alta seguridad donde estaban recluidos, llamada por algunos como «la caja fuerte”, debe ser motivo de reverencia.
Exclusivo para: Al Mayadeen Español